CUANDO UNO BUSCA POR SÍ MISMO Y BIEN ACONSEJADO
sus experiencias y recuerdos terminan siendo mejores y más reales
que las que prometía la publicidad.

DOS JOYAS EN FRANCIA

Francia es una maravilla de país por donde se le visite, sus “rincones” “aún ocultos” son verdaderas joyas para el viajero calmo que por curiosidad y entusiasmo quiere experimentar y saborear los que podríamos denominar el “sabor auténtico de Francia” que el turismo masivo ha ido deteriorando y “globalizando” con la modernidad.

He tenido el privilegio de conocer varios de esos “rincones”, muy gratos e impresionantemente bellos, para los que aman la Paz y la tranquilidad, en dos palabras: sin ruido, con poca gente, pero mucha belleza, son experiencias y recuerdos que permanecerán por siempre en mi memoria.

CAHORS:
Al norte de Toulouse , a unos 110 kilómetros en auto Ud. llegará a Cahors Un pueblo maravillo, para recorrer y almorzar -Le Balandre- es una muy buena opción, y por la tarde llegar a alojar a Mercues, -8,5 kms. al nor-oeste-. Chateaux Mercués, de la cadena Relais Chateaux será una experiencia inolvidable. Un par de noches en este hotel, ojala en verano, le darán fuerzas para seguir haciendo turismo. En Chateaux Mercués, consiga una habitación con vista al río Lot, podrá oír el canto de sus aguas que ahí son preciosas. Disfrute el lugar, no le crea mucho al “cuento del vino” que en casi toda Francia lo cuentan a los turistas de diversas formas, pero que final es más o menos el mismo siempre, para muchos decir esto parecerá una “blasfemia” poco diplomática, pero en mi opinión es absolutamente cierto. La piscina y los jardines del hotel son verdaderamente remarcables para un descanso de un par de días. La cocina del hotel no es de las mejores.

MONTPAZIER:
Me encontré con esta maravilla, en el camino a Bordeaux , a 54 kms. al oeste de Mercués, es uno de los pueblitos más lindos que he conocido, entiendo data del siglo XIII. Estacione su auto y camine, camine y camine…., recórralo con calma es pequeño, no tardará más de un par de horas , pero no lo olvidará nunca más. La tienda de antigüedades que espero aún subsista en una de las arcadas de su plaza central, es sencillamente de película. No recuerdo un restaurant en especial, pero en Francia es no es difícil encontrar uno bueno si las placas de los autos parqueados afuera son francesas y/o sus parroquianos son de la zona.

Dos Joyas en Francia